Tener un sólo testículo - Camino hacia la prótesis testicular

Hola, hago este post con el objetivo de compartir mi experiencia ya que como dice el título tengo un solo testículo y hace poco me hice un implante de prótesis testicular (por lo que se puede decir que ahora tengo los dos). Quiero relatar como fue el proceso por si alguno de ustedes se encuentra en una situación similar tal vez les sirva de ayuda orientativa sobre como fue el proceso hasta llegar al día de la cirugía.

Bueno para empezar, yo me di cuenta de mi situación recién a los catorce años, en plena pubertad y me volvió mucho más introvertido de lo que ya era. Pero en ése momento decidí “patear” el problema para más adelante, ya que pensaba que aún era muy joven.

Recién a mis 24 años fue que junté el valor para ir a un urólogo a comentarle de mi situación. Así que solicité un turno y me preparé, también me afeité ahí abajo ya que me daba vergüenza ir peludo. Llegó el día de la consulta y estaba muy nervioso, pero decidido a enfrentarlo. Estuve como una hora esperando mi turno, (aunque llegué puntual a la hora que debía estar) y al fin me llamaron. Entro al consultorio y el doctor me saluda, me dice que tome asiento y me pregunta:

Doctor:- ¿Cuál es el motivo de su consulta?

Yo:- Voy a ir directo al grano…

(En ése momento el doctor me interrumpe)

Doctor:- no me diga… un grano

Yo:- No, el tema es que tengo un solo testículo, y nunca me hicieron ningún estudio para saber si nunca descendió o si nací así.

(Para mi sorpresa, el Doctor no se escandalizó)

Doctor:- Bueno, es algo normal…

(No recuerdo que más dijo, ya que yo estaba pensando “lo normal es tener dos testículos”)

Finalmente me dijo que me bajara el pantalón y me recostara en la camilla, lo cual hice. Me examinó y también comprobó que todo estuviera bien con mi (único) testículo. Terminó de examinarme y me dijo que no había ningún problema con el testículo presente, pero ahora debía hacerme una ecografía para verificar que el que me falta no estuviera alojado en el canal inguinal o en el abdomen porque no le era posible sentirlo al tacto, y además eso podría ser peligroso. Me dio una orden para el estudio en cuestión. Ahora que recuerdo, también me pidió un análisis de sangre y de orina.

Ahí terminó la consulta, me fui a casa satisfecho de haber enfrentado algo que había evitado por tanto tiempo. Pero ahora el siguiente paso era la ecografía.

No dejé que pasara mucho tiempo para la ecografía, ya que quería aprovechar el envión anímico de haber ido al urólogo. Busqué por internet los centros donde realizaban ecografías y solicité un turno en una de ellas. Pasaron un par de semanas entre que visité al urólogo y el turno de la ecografía. Igualmente me afeité ahí abajo para ir más confiado, le mostré la orden del médico e igual que el urólogo me pidió que me bajara el pantalón y me recostara en la camilla. Me puso una especie de gel en la zona y pasó una “pistola” que le revelaba parte de mi interior en una pantalla. Luego dice:

Sr. Ecógrafo:- Parece que tenés los dos, mirá ahí está uno y ahí está el otro…

Yo:- Pero el urólogo no sintió nada en el canal inguinal…

Sr. Ecógrafo:- Pero mirá, ahí está el otro.

Efectivamente en la pantalla me mostraba el que ya tenía, y al moverlo hacia la bolsa vacía en la imagen aparecía “el otro”. Bueno, no podía discutir con las imágenes que ahí se mostraban así que recibí el estudio y me fui bastante confundido.

Sentí la necesidad imperiosa de caminar para procesar lo que pasó ahí.Era una mezcla de sentimientos muy raras que terminaban por hacerme sentir un nudo en el estómago. Por un lado pensaba ¡qué buena suerte! No voy a tener que someterme a una cirugía para sacarlo porqué ¡ahí está!

Pero por otro lado, pensaba en todas las cosas que me perdí debido a esta condición, las chicas que rechacé por mi baja autoestima, las juntadas con amigos, los amigos y el hecho de que si hubiera ido antes al urólogo, tal vez mi vida sería mucho mejor.

Traté de mantener baja las expectativas, ya que por un lado el urólogo me aseguró que no había nada ahí y por el otro el ecógrafo me mostraba que mi testículo faltante estaba muy cerca, tanto para que se pudiera sentir al tacto.

Pasaron un par de semanas y solicité nuevamente turno con el urólogo (el mismo) para llevarle el estudio y que me sacara de la duda que me generó la ecografía. Supuse que iba a querer revisarme nuevamente, así que otra vez, fui preparado.

Llegó el día de la consulta, le mostré el estudio y lo miró extrañado. Me revisó nuevamente para asegurarse y tal como ya lo suponía, no había nada ahí. Me dijo medio divertido que la ecografía estaba mal hecha (si, muy gracioso pensaba yo) pero que no importaba, ya que para terminar de asegurarse que no estuviera alojado en el abdomen me iba a pedir hacer un estudio más complejo: un centellograma de testículo.

Salí de la consulta, y al otro día me comuniqué con la obra social con la intención de que realizaran de nuevo el estudio ya que lo pagué de mí bolsillo. Me dijeron que fuera de nuevo para volver a hacer la ecografía y ¡oh sorpresa! No había nada ahí. Al parecer el Sr. Ecógrafo accidentalmente puso en modo espejo el aparato la primera vez por lo que me mostraba el mismo testículo aunque lo corriera de lugar. Me entregaron el estudio corregido y me fui.

Por suerte en ése tiempo tenía obra social, ya que el nuevo estudio costaba $7000 ARS lo que representaba casi un mes de trabajo para mí en aquel tiempo.

Al día siguiente, fui a la obra social para que me dieran cobertura para el centellograma. “Cobertura total”, al fin una buena. Fui al lugar donde me iban a hacer el estudio y les mostré la orden, debían solicitar a otra provincia un líquido radiactivo para inyectarme para ese estudio, por lo que me dijeron que me llamarían cuando lo tuvieran.

Finalmente llegó el día del estudio en la cámara gamma, un poco acomplejado ya que se me había irritado la piel de la pelvis con la última afeitada, pero ahí estaba. Una mujer era la encargada de hacer el estudio, creí que me iba a poner nervioso cuando una mujer me viera desnudo debido a mi condición, pero no. Me hacía algunas preguntas como ¿Por qué te están haciendo el estudio? ¿Cuándo te diste cuenta de lo que te pasaba? ¿Algún familiar sabe que estás haciendo esto? Supongo que era para mitigar la incomodidad del momento. De lo que no se dio cuenta es de que era la primera mujer que me veía desnudo ya siendo una persona adulto/joven.

Bueno el estudio terminó. Para mi decepción, no adquirí ningún súper poder cuando me inyectaron el líquido radiactivo, pero bueno. Para resumir, tengo agenesia testicular, es decir que mi testículo nunca se desarrolló. Eso era lo más conveniente a esta altura, ya que si mi testículo se encontraba en mi abdomen, lo que seguía era una operación para extirparlo.

Debo admitir que el resultado del estudio me dio tranquilidad, que se convirtió en pasividad. Dejé pasar 2 años sin hacerme ningún estudio o consulta, pero tenía bien en claro cuál sería el siguiente paso: la prótesis testicular.

En la segunda parte relataré la parte final del camino hacia la cirugía, si veo que puede ser de interés para alguien. Saludos